La legisladora que llegó al Poder gracias a Pedro Castillo es profesora y dirigente sindical nuevamente está en el ojo de la tormenta tras la difusión de imágenes que la muestran recibiendo un pedicure dentro del Congreso. Acumula denuncias por tráfico de influencias, nepotismo y uso indebido de recursos públicos.
El 6 de noviembre de 2024, dentro del despacho 103 del edificio Santos Atahualpa, en el Congreso de la República, Lucinda Vásquez Vela fue fotografiada mientras recibía un pedicure de su asesor —y sobrino-nieto— Edwar Rengifo Pezo.
En las imágenes, difundidas por Cuarto Poder, la parlamentaria aparece recostada en un sofá, hablando por teléfono, mientras su colaborador, con el carné del Congreso al cuello, le corta las uñas de los pies. La escena, más propia de un salón de belleza que de un espacio de trabajo público, ha desatado la indignación pública.
Este bochornoso episodio —que incluye desayunos preparados por sus propios asesores en casa— se suma a una larga lista de cuestionamientos que empañan su gestión parlamentaria.
De maestra rural a congresista
Lucinda Vásquez nació el 24 de agosto de 1958 en Buenos Aires, provincia de Picota (San Martín). Se formó como docente en el Instituto Pedagógico de Tarapoto y obtuvo su licenciatura en Educación Primaria en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Durante casi treinta años enseñó en la Institución Educativa Juan Jiménez Pimentel, donde también inició su actividad sindical. Fue dirigente del SUTE San Martín y del Fenateperú, gremio encabezado por Pedro Castillo, con quien compartió la huelga docente de 2017.
Comenzó su carrera política en el Frente Regional Sanmartiniense (2005–2011) y luego se afilió al Partido Nacionalista Peruano, donde permaneció hasta 2019.
En las elecciones de 2021, postuló al Congreso por Perú Libre, con el número 2 en la lista por San Martín, y obtuvo 8,778 votos válidos.
Desde entonces, forma parte del Bloque Magisterial – Juntos por el Perú, una bancada integrada por docentes y exdirigentes sindicales.