Carlos Castillo pidió a los líderes peruanos gobernar con ética y servicio. Así lo dijo durante la tradicional misa Te Deum en la Catedral de Lima.
El arzobispo de Lima, cardenal Carlos Castillo, hizo un enérgico llamado a las autoridades a ejercer su liderazgo con ética, probidad y auténtica vocación de servicio al pueblo.
Castillo denunció la desconexión de ciertos sectores de poder con la ciudadanía: “Una amplia capa de la dirigencia nacional vive de espaldas a la mayoría y solo ve su propio interés”, señaló.
El cardenal fue claro y directo. En tono enfático, pidió desterrar lo que llamó el “espíritu mafioso” que –según afirmó– se ha infiltrado en algunos sectores de poder, dejando de lado la justicia y la moral.
“Dejémonos regenerar por el espíritu humanizador y por el Espíritu de Dios, que mora en nuestra condición de ser hijos de este pueblo”, concluyó.
Inspirado en la lectura del profeta Isaías, Castillo recordó que la verdadera autoridad nace del amor entrañable, “como el de una madre hacia sus hijos”, y no del afán de poder. “Solo quien recuerda el amor maternal puede llenar de alegría liberadora a su pueblo”, expresó, cuestionando a quienes gobiernan “como simples funcionarios, llenos de criterios superficiales y frívolos”.
CRÍTICA A LAS DICTADURAS Y AL CAUDILLISMO
El cardenal también criticó el legado de dictaduras y caudillismos que han marcado la historia republicana del país, resaltando que la democracia debe “nacer desde el pueblo” y no imponerse desde el autoritarismo.
Así, citó al prócer Francisco Xavier de Luna Pizarro, quien advertía que incluso las mejores formas de gobierno se corrompen “con seres envilecidos” y que la probidad era la virtud más esencial de un representante.
En un pasaje especialmente emotivo, comparó el servicio político con el compromiso de María hacia su prima Isabel: “Hoy nuestro pueblo también es nuestro primo, que necesita ayuda y la debe tener de nosotros”.