El avión se precipitó el viernes en una zona residencial de la localidad de Vinhedo, unos 80 km al noroeste de la ciudad de Sao Paulo.

De acuerdo con los bomberos, 16 cuerpos ya fueron retirados entre el amasijo de hierros en que quedó convertido el fuselaje del avión.

Unas 200 personas trabajan este sábado en la recuperación de los cuerpos, que serán llevados a la morgue de Sao Paulo. 

Patrullas de policías, ambulancias y camiones de bomberos entraban y salían del Residencial Recanto Florido, un condominio de casas enclavado en un apacible entorno arbolado en la localidad de Vinhedo, donde cayó el avión, constató la AFP. 

La persistente lluvia que cae desde la noche del viernes agrega dificultad a las labores. Se trata de una tarea difícil que puede llevar "incluso días", dijo a la AFP el portavoz de bomberos en el lugar, capitán Maycon Cristo.

Voepass, la aerolínea que operaba el vuelo, volvió a elevar este sábado a 62 el número de víctimas, tras verificar la lista de pasajeros. Todos eran de nacionalidad brasileña, según la aerolínea. 

La aeronave del constructor franco-italiano ATR viajaba de Cascavel, en el estado de Paraná (sur), al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo. 

Imágenes del viernes transmitidas por los medios locales mostraron un avión de gran porte cayendo en picado a gran velocidad.

De acuerdo con el sitio de seguimiento de vuelos Flight Radar 24, el avión voló durante casi una hora a 17.000 pies (5.180 metros) hasta que a las 13H21 locales (16H21 GMT) empezó a perder altitud y en apenas un minuto (16H22 GMT) tuvo una caída brusca hasta los 4.100 pies (1.250 metros).

La Fuerza Aérea Brasileña informó que la aeronave perdió contacto con el radar a las 13H22 locales (16H22 GMT).

El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa) abrió una investigación para determinar las causas del accidente.

Los investigadores del Cenipa recuperaron el viernes la caja negra con los registros del vuelo para su análisis, informaron las autoridades.