Una investigación analizó los hábitos de hidratación de más de 29.000 adultos y encontró una asociación entre la cantidad de líquido ingerido y la aparición de eventos cerebrovasculares. El análisis se basó en los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES) recopilados entre 1999 y 2020.

Un estudio planteó que beber al menos seis vasos de agua al día reduce significativamente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

La investigación, publicada en la Revista de Accidentes Cerebrovasculares y Enfermedades Cerebrovasculares, analizó datos de más de 29.000 adultos estadounidenses y encontró que quienes consumen aproximadamente 1.382,86 mililitros diarios de agua natural presentan un menor riesgo de esta enfermedad.

Detalles del estudio: metodología y población analizada
El estudio incluyó a 29.489 adultos mayores de 20 años, con una edad promedio de 49 años y una distribución de género cercana al 48% de hombres.

Los participantes formaron parte de los ciclos de la NHANES realizados entre 1999 y 2020, una encuesta nacional representativa que evalúa la salud y el estado nutricional de la población no institucionalizada de Estados Unidos.

Para determinar la ingesta de agua, los participantes completaron dos recordatorios dietéticos de 24 horas, en los que informaron la cantidad de agua natural consumida. El promedio de ambos registros se utilizó para mejorar la precisión de los datos.

La información sobre la incidencia de accidente cerebrovascular se obtuvo mediante una pregunta directa: “¿Alguna vez un médico u otro profesional de la salud le ha dicho que tuvo un accidente cerebrovascular?”. De los participantes, 1.268 respondieron afirmativamente.

El análisis estadístico ajustó múltiples variables demográficas y de salud, incluyendo edad, sexo, etnia, nivel educativo, ingresos, tabaquismo, consumo de alcohol, índice de masa corporal, actividad física, consumo calórico, presión arterial, diabetes, colesterol alto y enfermedad cardíaca.

Resultados principales
Los hallazgos del estudio revelaron una relación inversa entre la cantidad de agua natural consumida y el riesgo de accidente cerebrovascular.

En particular, el grupo que reportó una mayor ingesta de agua presentó un riesgo 25% menor de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con quienes bebieron menos, según señaló la Revista de Accidentes Cerebrovasculares y Enfermedades Cerebrovasculares.

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