Vamos a comenzar por aquí. Mencionando la lluvia de ayer que fue de una intensidad moderada para abajo...por el periodista Segundo Infante.

Amanecimos con ella, y desde el parque de enfrente era perceptible el olor a tierra mojada. Allí no todo es grass. Son lluvias de temporada, dicen. Las primeras de este verano. Tiernas todavía. Las otras aún están por venir. Sobre estas últimas, que sean lo que Dios quiera.

El regalo de Navidad que recibí este año de dos de mis nietas -Rafaella y Renata- fue este libro: Las cartas del Boom, que, como han escrito sus editores, “reúne, por primera vez, la correspondencia entre los cuatro principales novelistas del Boom latinoamericano: Cortázar, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa. Los dos últimos recibieron el Premio Nobel y los dos primeros lo merecían”. 

Desde que aprendieron a caminar, los padres acostumbraron a que, primero Rafaella y después Renata, esperaran el 25 de diciembre para que fueran al encuentro del abuelo con un libro en la mano, a veces hasta con dos y otras hasta con tres, para que se lo obsequiaran por Navidad.

A sus cortas edades, ambas ya han viajado por República Dominicana, Panamá, Colombia y Brasil. Y una de ellas, Rafaella, también nada y compite, y lo hace en contiendas infantiles, claro está. 

Y hay otro libro que se sumó al antes mencionado y apareció del mismo modo: como un presente navideño. No lo había vuelto a leer en años y es un clásico. Su título: Las aventuras de Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Un escritor y periodista inglés conocido a nivel mundial justamente por esa novela suya. 

Me lo obsequió Pepe Feria citando, a manera de dedicatoria, estos dos versos del poema Invictus de William Ernest Henly y que dicen así: “La noche quedó atrás… pero me envuelve, negra como un abismo entre ambos polos, doy gracias a los dioses, cualesquiera sean, por mi espíritu indómito. No importa cuán estrecha sea la puerta, ni que me halle abrumado de castigos. Soy el capitán triunfante de mi estrella. Soy dueño de mi espíritu”.

 De igual forma o, mejor dicho, como un regalo de Navidad y Año Nuevo, también viene en camino "Le dedico mi silencio", la última novela de Mario Vargas Llosa y, asimismo, su último libro de ficción. Por cierto, acabo de terminar de releer "El tambor de hojalata", de Günter Grass y "La buena suerte", de Rosa Montero.
 

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