Hoy se casa Gabriel, Gabriel Madrid, el alcalde de Piura. La boda será al mediodía y la recepción tendrá lugar en el fundo Stewart. Los invitados suman como doscientos y a cada uno de ellos se les ha pedido dejar el celular en casa. Dicen que habrá mucho glamour en esta fiesta.

Discrepancias aparte, y decretándonos por hoy un alto al fuego, nuestros mejores parabienes para Gabriel y la flamante novia. Lo cortés, dicho sea de paso, no quita lo valiente.

La semana que viene y que es la última de este mes de abril es la que nuestros congresistas llaman “semana de representación” -o del hueveo-, y que ellos usan, con pasajes y viáticos pagados, para trasladarse a sus lugares de origen y en éstos ser todo oídos para supuestamente saber qué es lo que la población, a la que dicen representar, quiere. Pero no. Nada de lo que deben hacer, hacen.

Pongamos como ejemplo a nuestros congresistas, a los de Piura, que son siete y cuyos nombres apenas la gente recuerda. Preguntamos: ¿Habrá alguien que sepa de memoria los nombres completos de esos siete congresistas? Difícil. La retentiva de muchos no llega tan lejos. No por incapacidad, sino por aquello de la memoria selectiva que desbroza lo que no sirve, lo simple, lo trivial.

Valga, pues, la oportunidad para airear un poco los nombres de esos congresistas nuestros. Ellos son, para mal o para bien, Heydi Juárez Calle, Manuel García Correa, José Bernardo Pazo Nunura, Eduardo Castillo Rivas, Cruz María Zeta Chunga, César Revilla Villanueva y Miguel Ciccia Vásquez. A este último es a quien se le ve con más frecuencia en Piura y socializando más de las veces.

Sobre Bernardo Pazo hay que decir de él sólo dos cosas: que antes de ser congresista fue alcalde de Sechura y que llegó al Parlamento para reemplazar a Wilmar Elera después de que éste fuera vacado y pasara a la clandestinidad para evitar ser detenido y puesto en prisión. Pues sobre él hay una pena de cinco años de cárcel efectiva por el delito de colusión agravada en agravio del Estado. Hoy Elera sigue todavía como no habido.

Mención aparte merece Heydi Lisbeth. ¡Ay, esta Heydi! Con Pedro Castillo hasta llegó a ser ministra de la Mujer, y la última en este portafolio del también último gabinete de Castillo. En dicho cargo duró lo que tarda en apagarse un bostezo. Apenas un par de semanitas. Cayó con Castillo tras el autogolpe de éste en diciembre del 2022. 

Heydi fue elegida congresista por Alianza para el Progreso de donde la expulsaron por grabar clandestinamente lo conversado en una reunión partidaria celebrada a puertas cerradas y que comprometía a la entonces presidenta del Congreso, Lady Camones, quien, por lo revelado, se vio obligada a renunciar. Su designación como ministra de la Mujer encontró a Heydi refugiada en la bancada de Podemos Perú, y sigue allí. También fue una de las asiduas visitantes de la casa de Sarratea y amiga de Fritz Moreno Cossio. ¿Y quién es él? La policía lo sindicaba entonces como jefe de una peligrosa organización criminal “Los Charlys de San Miguel” dedicada al robo de vehículos de alta gama, a la falsificación de documentos y al asesinato.

De los demás congresistas nuestros no es mucho lo que hay que decir de ellos. Salvo que resultan, para la mayoría de piuranos, completamente extraños, anónimos, NN. A tal punto que si alguien los ve caminando por las calles ni siquiera regresa a mirarlos porque ni se imagina que son congresistas. 

Ya para terminar, ¿por qué no eliminar esa inútil “semana de representación”? De esa manera le ahorraríamos al país un poco de plata y a ellos, a los congresistas, la desvergüenza de regresar a sus lugares de origen, cada última semana del mes, sólo para huevear.

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