En la iglesia Católica, este día se distingue por la ausencia de celebraciones eucarísticas y el silencio de las campañas. Los templos permanecen despojados y vacíos.

En medio de la Semana Santa, el Sábado Santo emerge como un día de profunda contemplación para millones de personas en todo el mundo. Marcado por la solemnidad y el recogimiento, este día se considera un puente entre la crucifixión de Jesucristo realizado el Viernes Santo y su resurrección gloriosa el Domingo de Pascua.

Para los cristianos, el Sábado Santo reviste una importancia trascendental al recordar el tiempo en que Jesús reposó en el sepulcro tras su crucifixión. Es un momento dedicado a la reflexión sobre el significado profundo de su sacrificio y la esperanza que su resurrección ofrece a la humanidad.

Este día, también conocido como el Sábado de Gloria, marca el fin del período de Cuaresma, un tiempo de preparación espiritual caracterizado por la oración, el ayuno y la caridad. Es en el Sábado Santo donde la comunidad cristiana sumerge en el luto y la reflexión, recordando el dolor de María y los discípulos tras la pérdida de Jesús.

Solo se administran sacramentos como la Unción de los enfermos y la Confesión de los pecados

¿Cómo se celebra el Sábado de Gloria?
Cuando llega la noche de este día, tiene lugar la celebración más importante del calendario cristiano: la Vigilia Pascual. Este evento se lleva a cabo durante la noche anterior al Domingo de Resurrección. En todas las denominaciones cristianas, se realiza un ritual similar antes de la medianoche, que consta de varias partes:

Encendido del fuego o lucernario: La Vigilia inicia con el apagado de las luces, seguido por el encendido de una llama, que el sacerdote utilizará para encender el Cirio Pascual. 

Liturgia de la Palabra: Durante esta parte, se leen siete relatos del Antiguo Testamento que hacen referencia a la salvación divina.

Liturgia Bautismal: Enfocada en la resurrección y el bautismo como conceptos complementarios, esta liturgia incluye la bendición del agua, el bautismo de los nuevos cristianos del año y la renovación de los compromisos bautismales.

Liturgia de la Eucaristía: Esta eucaristía reviste una especial solemnidad, caracterizada por cantos de alegría y alabanza durante la comunión. Como colofón, los feligreses reciben la bendición final.

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