“Habrá que creerles a estos funcionarios, pero, como decimos, el desconcierto ya fue sembrado. Otra vez, problemas y vacíos en las estrategias de comunicación. Como si lo que se vivió hace poco no hubiese sido suficiente. Repetir errores de gobiernos anteriores sería nefasto”.

El Ministro de Salud, César Vásquez, ha reconocido que en el Perú estamos actualmente ante un “importante aumento de casos de coronavirus” a causa del nuevo sublinaje JN.1, descendiente de la variante Ómicron. Vásquez aclaró, sin embargo, que este ascenso en la curva de contagios no significa que “estemos frente a una sexta ola”. ‘Que no panda el cúnico’, o sea. La situación, aseguró, está bajo control.

Lo malo es que con la baja credibilidad y aún más famélica capacidad de liderazgo que tiene este Gobierno, las dudas serán siempre difíciles de disipar con solo declaraciones públicas de representantes del Gobierno.

Peor aún si ahora nos salen, por ejemplo, con que la fecha del vencimiento que figura en la etiqueta de los frascos de vacunas en ciertas zonas “ya no vale”. El Minsa asegura que ha hecho pasar estas dosis por “una rigurosa evaluación”, comprobando que todavía “cumplen con todos los estándares de seguridad y calidad, tanto a nivel nacional como internacional”.

El viceministro del sector alegó que esas fechas eran solo “tentativas”: “No es cuestión del Ministerio de Salud, esto está pasando en todo el mundo. Están actualizando el tiempo de vida de las vacunas. En realidad, no están vencidas, la fecha de caducidad es tentativa, su vida útil sigue siendo efectiva”.

Habrá que creerles a estos funcionarios, pero, como decimos, el desconcierto ya fue sembrado. Otra vez, problemas y vacíos en las estrategias de comunicación. Como si lo que se vivió hace poco no hubiese sido suficiente. Repetir errores de gobiernos anteriores sería nefasto. Porque, además, uno de ellos fue no tener las pruebas suficientes para detecciones tempranas, y el titular del Minsa dijo al empezar la semana que las pruebas de descarte molecular estaban agotadas en algunos lugares.

Caducidades y agotamientos aparte, en términos cuantitativos, el repunte ciertamente carece de la dimensión de las cinco olas que vivió el país durante los años más severos de la pandemia, con miles de muertos y contagios en su haber, pero no deberíamos esperar de brazos cruzados a que esa circunstancia vuelva a presentarse.

Por lo pronto, en el sector Salud ya empezaron los dislates y los “traductores” de etiquetas, cual carritos chocones. Confiemos en que, por el bien del país, todo quede en anécdotas desafortunadas y que las inoculaciones se normalicen.

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